24 abril 2007

 

Premio para Jorge Azri. Elogio del Perú. Eno y sus pinturas de luz. Marginalia. Un galerista que sube

Jorge Azri ha recibido la semana pasada el máximo galardón del certamen de pintura que anualmente convoca la Casa Regional de Castilla y León en Mallorca, uno de los premios de artes plásticas mejor dotados de Baleares. El artista sirio afincado en Inca, que ya había sido finalista en 2006, ve así reconocido el trabajo y la calidad de una obra de la que próximamente expondrá nueva muestra en el Espai Miquela Nicolau, en Felanitx.

Tudanca regresa de su tercer viaje por Perú: esta vez han sido cuatro meses de recorrido, con los ojos bien abiertos y los pinceles en ristre. Cuál no será su entusiasmo que hace poco, en un restaurante de la calle Apuntadors, fue sorprendido por un comensal de aquella nacionalidad, que había escuchado en su conversación las alabanzas del país andino y sus habitantes y se levantó de una mesa vecina para manifestarle calurosamente su agradecimiento.

Brian Eno expone en el Teatro Principal sus 77 Million Paintings. El músico británico, cofundador del mítico grupo glam rock Roxy Music, autor y productor que ha colaborado con David Bowie, Talking Heads, U2 y otros intérpretes pop y considerado padre de la ambient music, desde hace más de veinte años está más interesado por las artes visuales, electrónicas y del vídeo, en combinación con el género musical que cultiva desde mediados de los setenta.

Jaume Mateu i Martí, escritor y presidente de la entidad nacionalista Obra Cultural Balear, es autor de un libro que todo mallorquín que se considere solidario debería leer: Marginàlia (Lleonard Muntaner, 2006), dedicado a la vida y la doctrina de Jaume Santandreu i Sureda, quien ha dedicado treinta años a trabajar con los marginados de Mallorca. Muchos de los que nos creíamos solidarios nos avergonzaremos de haber sido tan vanos, tan superficiales: tan sumamente burguesazos.

Fran Reus sube enteros en el mundo del arte en Palma. El joven galerista suele preguntarse cómo nadie de su gremio puede permitirse tener a los artistas descontentos. “Para mí”, dice, “son compañeros de trabajo”. Ciertamente, los artistas que frecuentan su galería hablan más de amistad que de negocio. Confirma esta impresión una brevísima encuesta casera: tres pintores a quienes recientemente he preguntado en qué galería les gustaría exponer han sido unánimes. Algo debe tener.